domingo, 31 de marzo de 2019

Poema solaz.

¿Es el hastío, amigo mío,
el murmullo que cabalgamos?
migas de tristeza encorajadas
se aglomeran el la tráquea,
falta el aliento que perdimos
en paisajes y besos de gotero.

Los cristales del camino fisuran nuestros pies,
el quejido inaudible,
a la crudeza de la verdad nadie sonríe,
llevo años con los brazos extendidos
y vacíos
y un desierto entero 
con las piernas atascadas en postergaciones.

Yo no sé nadar entre el fango, amigo mío,
jamás podría sacarte, si tú no lo has pedido.

Meneas el cuello 
como si un constante escalofrío te tocara
¿Es el despertar de pertenecer donde no te abrazas?
contemplas fatalidades
que aparecen y se esfuman
entre el humo de la insatisfacción:

crecen pesadillas
sangramos
coágulos de hastío brotan
palideces
te violentan imágenes de pesadumbre.

Camina bajo la lluvia,
tú también eres desierto
que con poca agua florece.

Será tu noche
y danzarás como auténtico libanés 
y tus manos sujetarán la vida misma
y el caballo desbocado caminará a tu capricho.




Abigael.

En la memoria la bondad lo aclama
entre silencios y aparentes caminos
un yo sediento
de gritos anestesiados
en su mirada.

Cambré
mira el menear de las ramas
viajar a donde todo es posible
volar y alcanzar las aves
se relame 
recostado
posa para la infame pintura de la existencia.