Nada de lo que hice podría avergonzarme
haber intentado demasiado, tal vez,
no haber valorado mi tiempo,
considerarlo un desperdicio,
pero no hay vergüenza en amar
ni en expresar sólo amor en mis palabras
tal vez la última frase, pero tampoco
pues eran tus propias palabras de hiel
tu dolor como boomerang volviendo hacia ti.
Nada de tus juicios podría avergonzarme
porque no documentaste más allá
de supuestos y rencores
porque un buen juez considera
todas las perspectivas
y tus ojos sólo miran desde tu trinchera;
la innecesaria muralla
pues yo no te haría daño,
O talvez sólo rasguños
cincelados a tus paredes inderrocables.
Nada de lo vivido podría avergonzarme
porque entregué desde el alma
sin condiciones ni expectativas
y obrar desde la bondad
desde el amor resiliente
deja el espiritu tranquilo
con la paz de que no queda en uno
sino en los temores del otro.