Adoro tu partida, pues garantiza tu venida,
pero esta bola en la garganta
quiere amarrarte a mi cintura
porque nada es suficiente.
Las fuerzas van en vuelo
y esta alma carroñera
simula los desboques
llena de cotidiana angustia
para mentir concreto
números y reproches mudos.
Desdoblar la caricia
amarte en la costumbre extraña
que repite:
"el fuego quema y la luz encandila"
muere entre besos la palabra sincera
y, sin decir, nublo mi mirada
pa´que no veas la luz
entrar por tu ventana.
 
 
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