¡Qué bueno que te fuiste!
me estabas pudriendo el cerebro
...Te comías mis ideas
y oxidabas mi salud mental.
Ojalá que no regreses
        ojalá...
pues me gusta esto de pensar
ocuparme en mis asuntos 
y no dejarme derrotar.
Ve y carcomete otro ser
que se quiera enamorar
al que le ocupes la mente
los sueños, los días, las ganas
los ojos, los besos, el tacto, las entrañas.
Invádele la mente con neuronas
que lleven tu nombre
 ¡que le griten tu nombre!
Llénale de besos 
y entre sus pechos tersos 
grabale tu piel.
Hazla adicta a tu voz
al latido de tu corazón
hasta que pierda la razón
por este sentimiento tan atroz.
 
 
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