lunes, 30 de noviembre de 2015

Los anhelos de mis sueños.

I

Desgajando cada hebra de tu piel
te saboreo
te arrebato el último suspiro
mejor que la muerte al niño enfermo.
Mírate muerto entre los muertos vivos
y sólo vive de mis gemidos,
agítate

bienvenido a la muerte
aquí no hay pudor
sólo el dolor que te recuerda que estás vivo
¡Viva tu muerte!
El estruendo que te hace sentir vivo.

II

No, no caemos
no morimos
no quiero parar aunque el infierno se haya encendido
¿la muerte chiquita? ¿el cielo se expande?
haz muerte implacable
       desgárrame
bendíceme con mi sangre
       ábreme
muerde mis blancos pétalos
y riega mi sed maldita en el jardín;
caricias cardenales
tus cabezas
la piel abierta
        asfíxiame
que mi cuerpo se revienta
no cesa
mátame            ¡Mátame!



III




¿Es acaso que morí?
Mis muslos palpitan tu mordida
tus palabras han muerto atragantadas
con tus babas que escurren de mi cuello
de mis senos
de mis dedos
estrangúlame
ya no siento
ingerta tu resplandor en mis adentros
calcíname
libera el vacío en el que ardemos

chuparlastimarcolapsar

libera los anhelos que guardo en mi moranza
soy instrumento del deseo
Fúndete en mi barro

y entonces,barro seremos.


martes, 24 de noviembre de 2015

Muerte inmutable.

Eres la muerte de mi poesía
cuando me miras
me arrebatas las palabras
congelas la sangre mía
Las manos que ahogan al olvido
besos que secan lágrimas y vacían
sobredosis de sosiego
eres frío que me quema las entrañas
la temerosidad de mi alma al vuelo
como condor en peligro de extinción
Eres la anemia de este cuerpo que lucha
que pierde poco a  poco su calor
las palabras caídas sin conciencia 
la textura de lo que llaman amor
Eres la muerte de mi desgracia
la perra quietud de mis ansias
cenizas que queman sin brazas
esa mirada tan hija de puta
que me desnuda
que congela los tiempos
con la nostalgia clavada de la imposibilidad

sábado, 21 de noviembre de 2015

De gato a topo.

No.
No era el reflejo de la luna en tus ojos
ni que ella brillara así al fijarse en nosotros,
no,
no eran mis ojos adornando tus besos
con el reflejo del calor en la luna,
no,
no giró más lento el universo en aquellos besos
no querías verme
me encontraste como oasis en el camino
camino del que tú venías desierto
y a sus pies como cualquier altar
le pedí a Díos por que me quisieras
le pedí porque ya nunca te fueras;
pero el altar de este desierto no tiene Dios
y tampoco tiene sentimientos
de las lágrimas que derramé no hubo indicio
ni agua en el cactus de tu precipicio.

No,
no fue la luna, ni el desierto, ni Dios
era el candil ¡qué ceguera tan oportuna!
sutil e infinito brillo 
que embriaga el corazón esqueleto
y sólo deja perdidos
la razón, el querer, y el cuerpo.


La conquista fingida.

Olvídate de mí
           olvídate
y deja de saborear mis labios
que ni siquiera míos son.

No pretendas nada conmigo,
no...
muchos me han buscado 
sin poderme encontrar
queriendo agarrar el agua de un río
con manos que no saben sujetar.

Que no te apetezca mi abrazo
no hay cazuela que me logre abarcar
vete como los buenos días 
de aquel rancio ciclista 
y no vuelvas la vista atrás.

Olvídame de cortejar
de una vez te digo:
no me vas a encontrar.