miércoles, 8 de marzo de 2017

Encono.

Revolotean en el suelo las hojas muertas
cual avecillas emprendiendo el vuelo
y luego reposan cuando las veo.

Entre ellas chocan porque el viento canta
armonioso como la melodía del mar
y débil como el desvanecer de las olas.

Las moscas revolotean sobre nosotros
porque nos saben muertos.

Tú sólo escuchas el cantar de los pájaros 
y sonríes a la caricia del viento.
Nuestros troncos se han secado,
y no nos damos cuenta,
estamos inmersos en un bosque
rodeados de las ramas de otros árboles...
yacemos confundidos.


Todas las hojas siempre quisieron volar
porque penden de alguna rama... 
y bailan al viento atadas.
.

Quietud muda.

El ave llega y se posa sobre tu alma
pero no la ves sobre la rama
ni escuchas su canto proclamar.

El ave te cubre el frío con sus alas
peo no sabes que vuela sin planear
o si está imposibilitada para volar.

El ave queda quieta entre tus pechos
sin ver su cara al viento dar;
si sonríe, sufre o se doblega ante la tempestad.

El ave abre el pico
el alma se fragmenta...
la tienes que soltar.