El ave llega y se posa sobre tu alma
pero no la ves sobre la rama
ni escuchas su canto proclamar.
El ave te cubre el frío con sus alas
peo no sabes que vuela sin planear
o si está imposibilitada para volar.
El ave queda quieta entre tus pechos
sin ver su cara al viento dar;
si sonríe, sufre o se doblega ante la tempestad.
El ave abre el pico
el alma se fragmenta...
la tienes que soltar.
 
 
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