Venir 
recoger mis pedazos en el único lugar en que me encuentro 
ver que ni yo, 
ni tú, 
ni la circunstancia 
pueden generar  amor;
que un insecto gordo abaniquea
alas desesperadas
si se afloja el ritmo
inminente es la caída;
se esfuerza tanto
y se mantiene frente a mí,
como la delgadez y calma 
un hombre perdido en un libro.
Me hallo aquí, 
en este lugar donde ni siquiera sé a dónde voy, 
si estoy perdida, 
ni para dónde gira el mundo 
o por dónde sale el sol;
es aquí donde estás tú
y des-afortunadamente
no estás.
Vuelvo la mirada hacia mi centro
y veo los bambúes cobijándome,
veo sus hojas caer,
y ellos siguen de pie
cubriéndome...
de mí
            de ti
                      del tiempo.
Las hojas llenas de rocío me recuerdan que no soy única
que somos muchas
y que entre más fresca y húmeda sea la noche
más acariciaremos las plantas de la tierra;
y florecerán,
no los Rocíos, 
sino ellas...
ellas que tienen más alcance
que tú y que yo en la vida.
 
 
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