Esos labios
tan carnosos
tan sabrosos
como para arrancarlos a mordidas.
Esa piel de tono amarillento
suave cual pétalo en mi rostro
para acariciarla día a día
día a noche o como ella elija.
Su cuello largo
como flecha
me guía hasta sus pechos
separados, picudos, claros.
Su sabor
me empapa
y guía mis manos a sus piernas
largas, delgadas, torneadas.
Sus piernas... sus nalgas
pequeñas y mías
... y en mis manos
en mi lengua
en mis dedos.
Su vientre tan terso
sus labios tan húmedos
su interior tan cálido
todo mi universo.
 
 
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