Yo soy mujer de desgracias
pues sin ellas la vida no me sabe.
La felicidad es tan absurda
tan ciega y tan vanal
pasajera y con prisas
me resulta anormal.
Me gustan los llantos
que me ensucian el rostro
que desgarran el alma
que destapan mis venas.
Y la vida fluye, y me embriaga
y el dolor me atiborra
y me siento plena
por ver que estoy viva
por sentir que me rompo
y me vuelvo a pegar 
para volver a romperme
y siempre volver a empezar.
 
 
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