lunes, 10 de febrero de 2014

Cartas a Zam-II- 10 de febrero de 2014


Es difícil dormir sola ahora que me siento tan insegura, anoche sí me llegó el sueño, pero con cualquier ruido lo perdía, ya se me hacía que intentaban meterse a la casa. Hasta Frida me huele la debilidad que me cargo... ha estado maullando, o tal vez es el embarazo, ah... creo que vas a ser tío.
Hoy fue mi primer día de clases y como era de esperarse, no tengo tarea, me urge ocuparme, el semestre pinta de mucho trabajo, ojalá así sea.
Mandé carta de inscripción al taller de poesía, espero este año ponerle ganas a ese asunto porque la verdad es que me siento estancada con las letras y eso de tener las letras atoradas es mil veces peor que andar con el corazón destrozado.

En días pasados estuve recordando el fin de semana del 16 de septiembre... un fin de semana hermoso, dejó de importarme Karen como ser humano y decidí, después de un año de retraso, cortar toda comunicación con ella, sanada, sin ningún dolo... y habiéndome dado cuenta de la clase de ser humano que era, porque lo de Sabina sí fue una haladota... pero eso me convierte en la mejor exnovia que alguien pudiera tener, en fin, así que cambié mi numero de teléfono, con eso maté dos pájaros de un tiro... así también Abelardo no podría volver a molestarme; estaba decidida a llevar una vida tranquila, llena de felicidad y puras cosas positivas.
Ese fin de semana fue cuando empezó todo con Alexis, recuerdo mi excitación la noche del reencuentro al toparme con alguien que me daba batalla en una conversación; generalmente ignoro a la persona o el tema o el sentido... porque pues, así de fácil es la gente común, pero él me mantuvo toda la noche pensando, en tonterías, pero pensando y al final dijo: mañana -hizo una pausa y se distrajo- mañana -hizo otra pausa, como un titubeo- te quiero ver mañana. 
Fue un tanto extraño... pero me llevó con sus amigos al día siguiente y extrañamente me cayeron muy bien, incluído él. De regreso a casa el asunto se puso raro, titubeaba, tiraba frases al viento, nada era claro, era más confuso que yo y mira que con eso ya te digo bastante, lo que sí... era que nos habíamos acoplado bien. Yo no podía adivinar si sí o si no o si qué... después de muchos rodeos me tocó la cara con sus manotas bonitas, no fue como caricia, debo reconocer que fue lo mas extraño del mundo, un poco torpe para ser sincera... me sacó mucho de onda (como dice él) dijo lo mas hermoso que me han dicho en la vida y que a parte de él sólo tú me has dicho... tu manera de ser es rara, fuera de lo común, no cambies nunca, así eres genial... pero bueno, la cosa es que me besó... sabes que me atraen los hombres con ciertas barbas, él tenía una de esas, pero también llevaba bigote, siempre me han dado asco los bigotes, alguna vez juré nunca nunca besar a alguien con bigote... y su beso fue suave y delicado, pero firme y lo más raro de todo, me gustó con todo y bigote. Esa noche creí que era un niñito loco que me iba a hartar pronto, me abrazaba, me besaba, estaba invadiendo mi espacio proxémico, pero me gustaba, el punto era que me daba miedo, no sabía qué me daba miedo, hacía mas de un año que había tenido el corazón hecho añicos, eso me daba miedo supongo. El chavo era inteligente y divertido, me gustaba mucho... me aventé a entrarle porque a pesar de ser más chico que yo y de que viviera a no sé cuántos pinches kilómetros de distancia, había algo que me gustaba para entrarle, aparte que así de lejos no me iba a requerir mucho tiempo invertido, porque ya sabes que las relaciones requieren inversión de tiempo, pero en el peor de los casos me podía ganar una interesante amistad, en el peor porque ni modo que terminara enamorada de él o alguna ridiculez así, ni al caso, era menor, vivía lejos...a la vida le encanta hacer que me trague mis palabras, veme aquí escribiéndote puños sobre él, ya sé que no te importa, no soy muy dada a contar estas cosas íntimas, pero necesito ponerlo en las letras para poder deshacerme de ello, para dejar de tenerlo guardado en este lugar de mi ser que tanto me atormenta.

Te confieso que me gustaba imaginar que en los puentes venía al rancho para poder verme, aunque él mismo aclaró que venía porque tenía que venir... no por mi, pero en el fondo a mi romántico corazón le gustaba creer eso, y como sobre aviso no hay engaño, siempre me mantuve con un pie bien amarrado al suelo... y eso fue lo que mas me gustó del asunto de roammings (como dice mamá) de entre toda su frialdad, entre toda su rareza y su falta de palabras para hablar... nunca hubo telarañas ni enmarañas... no sé en qué jodido momento el asunto se me fue de las manos... malhaya sea el día en el que empecé a sentir de más por este niño. Extraño mucho hablar con él... ojalá lo hubiera conocido en otro tiempo... donde las cosas fueran funcionales. 
...Estoy sentada en el cuarto de la Ita comiéndome una bolsa de arándanos para la depresión, te pasas... hay una envoltura de jugo de ella pegada en la pared, nunca la quitaste. Te quiero pequeño poni.

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