No hay un corazón latiéndole a tu cariño,
al menos no el mío.
No hay ojos que adoren el abismo de tu mirada,
al menos no los míos.
No hay manos que te busquen en el desierto bosque de mi cama por la mañana,
al menos no las mías.
No hay poesía que te ame
ni beso que te añore, 
no hay ideas que te busquen
ni cuerpo que te espere
no, no hay nada de eso
...nada de eso en mí
nada te quiere.
Sólo hay un insomnio que me taladra el sueño,
me repite tu nombre, tu aliento,
altavoz de agua a medio desierto. 
 
 
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