Odio asaltado
la ira desvariada en la pared    
 un puñetazo 
los nudillos sangrantes
de su miseria encarajada
el estruendo un golpe
y otro..
y otro..
una caricia imposible
con la mano lastimada
porque la mejilla cárdena
besa temerosa a la mano ensangrentada.
 
 
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