Nos sentamos con los ojos grises
esperando que pasen los días
de una vida sombría y
la mirada perdida en recuerdos.
Las manos sin fuerza se sujetan a la mesa
ya no damos pasos a tanteo
una espalda terca somete cualquier ego,
agacha la mirada miserable viejo
¿Quién usa reloj de pulsera?
¿todavía se cree en el inmóvil tiempo?
la manecilla segundera marca
el tiempo con tu andadera
y desapareces entre la multitud
como lo hacemos todos
en silencio
en lo interno.
Me siento en una mesa
a ver pasar el tiempo
mis cabellos aún son negros
pero igual me aferro a la mesa.
Andar o comer es tu dilema,
yo veo gente aferrándose a la mesa
con el pulso inmóvil
con la piel gastada
nos necesitamos
nos aferramos a una mesa
y los huecos inmutables se suspenden.
 
 
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