martes, 8 de noviembre de 2016

Anaconda.

Vuelvo y te encuentro en la silla anaranjada
con los lunares hinchados de tanto no dormir
y unos ojos que acarician.

Vuelves y traes ramos de sonrisas
y palabras que me miman;
vuelvo los ojos con hastío
tus labios lacerantes siguen vivos.

Hay cien trampas en mi cama
que aniquilan la pasión desenfrenada
y soy yo cada beso
que lacera el noble sueño.

Soy ceniza... nada mas.
ya no puedo ser fuego
tal vez pintura
tal vez un cimiento
o simple abono del sediento.

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