Se agitan las flores,
de hartazgo los himnos
rompen mil corrales
Eunucos ardientes
tiñen violetas colinas
engolfan los logros;
con ráfagas de halagos
ensombrecen los arroyos
y el bullicio quejumbroso
ahonda las raíces.
Han de morir las aves en el vuelo
pero la muerte no apagará la vida,
el odio y la envidia
venenosas caricias musitan cobardía.
Moriremos de golpe
en las rugosas montañas,
derrumbaremos la cima
crecerán los álamos
se caerán sus ramas,
y abonarán la vida en una tierra plana
y moriremos de a poco
en la sutil llamarada,
mugirán los pastos
silbarán los bueyes
nos traerá el riachuelo
libertades soñadas.
miércoles, 28 de agosto de 2019
viernes, 16 de agosto de 2019
Lengua cucapá.
En minutos no habrá fuego
la braza se ha carbonizado,
estamos en cenizas
y el gobierno dice:
“plurilingüe”
pero ya hemos muerto.
Somos sonámbulos
viendo el carbón secarse
y un río se desborda sin remedio.
Hay buenas intenciones
pero no mezquites que nos salven.
Estamos en cenizas
la braza se ha carbonizado
en minutos no habrá fuego.
Viento.
domingo, 31 de marzo de 2019
Poema solaz.
¿Es el hastío, amigo mío,
el murmullo que cabalgamos?
migas de tristeza encorajadas
se aglomeran el la tráquea,
falta el aliento que perdimos
en paisajes y besos de gotero.
Los cristales del camino fisuran nuestros pies,
el quejido inaudible,
a la crudeza de la verdad nadie sonríe,
llevo años con los brazos extendidos
y vacíos
y un desierto entero
con las piernas atascadas en postergaciones.
Yo no sé nadar entre el fango, amigo mío,
jamás podría sacarte, si tú no lo has pedido.
Meneas el cuello
como si un constante escalofrío te tocara
¿Es el despertar de pertenecer donde no te abrazas?
contemplas fatalidades
que aparecen y se esfuman
entre el humo de la insatisfacción:
crecen pesadillas
sangramos
coágulos de hastío brotan
palideces
te violentan imágenes de pesadumbre.
Camina bajo la lluvia,
tú también eres desierto
que con poca agua florece.
Será tu noche
y danzarás como auténtico libanés
y tus manos sujetarán la vida misma
y el caballo desbocado caminará a tu capricho.
el murmullo que cabalgamos?
migas de tristeza encorajadas
se aglomeran el la tráquea,
falta el aliento que perdimos
en paisajes y besos de gotero.
Los cristales del camino fisuran nuestros pies,
el quejido inaudible,
a la crudeza de la verdad nadie sonríe,
llevo años con los brazos extendidos
y vacíos
y un desierto entero
con las piernas atascadas en postergaciones.
Yo no sé nadar entre el fango, amigo mío,
jamás podría sacarte, si tú no lo has pedido.
Meneas el cuello
como si un constante escalofrío te tocara
¿Es el despertar de pertenecer donde no te abrazas?
contemplas fatalidades
que aparecen y se esfuman
entre el humo de la insatisfacción:
crecen pesadillas
sangramos
coágulos de hastío brotan
palideces
te violentan imágenes de pesadumbre.
Camina bajo la lluvia,
tú también eres desierto
que con poca agua florece.
Será tu noche
y danzarás como auténtico libanés
y tus manos sujetarán la vida misma
y el caballo desbocado caminará a tu capricho.
Abigael.
En la memoria la bondad lo aclama
entre silencios y aparentes caminos
un yo sediento
de gritos anestesiados
en su mirada.
Cambré
mira el menear de las ramas
viajar a donde todo es posible
volar y alcanzar las aves
se relame
recostado
posa para la infame pintura de la existencia.
entre silencios y aparentes caminos
un yo sediento
de gritos anestesiados
en su mirada.
Cambré
mira el menear de las ramas
viajar a donde todo es posible
volar y alcanzar las aves
se relame
recostado
posa para la infame pintura de la existencia.
sábado, 23 de febrero de 2019
Alí Bersi.
Anteceden tus manos
los objetos de mi carne,
baldíos los sueños
en tus ojos y los besos,
raptan las Violetas
tabletas de felicidad,
oscuridad intermitente.
Años de nubes y centellas
liberan el dolor y la demora
bajo tu sonrisa abrumadora
entre verdades que huelen a mentira;
reabrimos la caja de Pandora
tejiendo temores y delirios:
origen de mi muerte.
Armas cayendo en libertad,
lánguida espera sigilosa;
bastas son las horas
entre golpes y el silencio,
rugidos de tu boca
taciturna me dejan
ocaso de la eterna espera.
los objetos de mi carne,
baldíos los sueños
en tus ojos y los besos,
raptan las Violetas
tabletas de felicidad,
oscuridad intermitente.
Años de nubes y centellas
liberan el dolor y la demora
bajo tu sonrisa abrumadora
entre verdades que huelen a mentira;
reabrimos la caja de Pandora
tejiendo temores y delirios:
origen de mi muerte.
Armas cayendo en libertad,
lánguida espera sigilosa;
bastas son las horas
entre golpes y el silencio,
rugidos de tu boca
taciturna me dejan
ocaso de la eterna espera.
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