lunes, 26 de diciembre de 2016

Resquicios.

Te odio
no fue mi culpa
y tampoco tuya,

miento al decirlo...
no te puedo odiar.

Me das asco,
innegablemente, 
escuchar que respiras,
tener que soportar.

No sé si saben
¡qué saben!
...no necesitan saber.
Fuiste excremento del creador
y por eso tendrás el perdón,
tú, mierda inodora.
Me hace vomitar,
el recuerdo me golpea...
la voz,
el susurro
denso, obscuro;
la tensión,
el odio prohibido,
el silencio forzado
¿por qué debo amar?
sería tan fácil... correr y gritar
pero las tuve que amar
-valentía ingenua-
entrañas embarradas de tristeza
pero de una que no llevaba nombre,
sino confusión,
y la derrota como mujer estaba hecha:
la identidad de niña destrozada.

Susurros que hostigan, 
criminal silencio que apagó las luciérnagas
¡qué no hubiera dado por nacer huérfana!
por haber sido perro de la calle,
hereje torturado en la inquisición,
cualquier alma, pero no esta mujer
¿por qué nadie tiene consideración con nosotras
las que guardamos silencio,
las que nos secamos lágrimas de alfileres por dentro?

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