I
No te culpo, estoy maldita
es mi color, moreno cobarde.
Al nacer el diablo besó mi boca, aún arde
y le quitó el calor a mis frías manos
...es por eso que te queman mis caricias.
Estoy condenada para todas las vidas
a ser tentación y de palabras hechicera,
el verdugo de mis ojos la tristeza
y un alma inocente mi condena.
A mi cuerpo malvado la pasión conquista
abrazando siempre mi execrable existencia;
no me tientes nunca, asesino ausente,
quien lo intenta con su idolatría me aborrece.
 
 
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