lunes, 15 de junio de 2015

¿Dónde quedaron los reyes que morían en el campo de batalla?

Redención alzheimerizada no carente de remedio
es el pañuelo en los ojos para calmar la migraña,
son tantísimas puñaladas que el cuerpo ya no siente
y confunde la sed de justicia con un bote de cola rojo.

Bailando en el ojo del huracán
no se ve lo que se va,
nadie sabe qué se lleva,
mientras no te mueva Don Satán.

No juzgamos el largo de su falda
con esas piernas tan bronceadas
y una coquetería que promete...

mete...


mete


...el puño hasta las tripas
y luego te desangra

...y no puedes hacer nada 
porque siempre ha sido así.

Como aquella del noventa y cuatro
¿Cuánto le pagué? ¿Veinticincomil?
me prometió... yo le di...
dos mil cuatrocientas noches de placer
y a cambio me dejó
ocho pequeños soldados
que hoy no tienen pa´comer.

Luego vino a adoptarlos 
la del vestido amarillo
con una cinturita de avispa
y la ponzoña escondida;
me dio a beber mis desperdicios
y sólo se llevó mi sed
vomitada entre seiscientas promesas
¡Embustera! Sólo eso era.
Y hoy se compra otro vestido
para engatusar a cualquiera.

El PRI, el PAN,
prostitutas vienen y van,
y los niños llorando se quedan
porque no ven a mamá.

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