La noche en que firmamos la paz
hubo mas conflictos que hidrógeno en el mar;
tú, inmensidad hecha ruinas
yo, feliz cadáver purulento.
Los días se hicieron penumbras 
y la culpa atormentó a la luna,
desgreñados pensamientos de
una pasión inoportuna.
Y la ausencia
y el silencio
simulaban paz,
ayuntamiento mental 
de moros con tranchetes.
Y la ausencia 
y el silencio 
vómito recurrente,
tormentosos los besos
el desliz del homicida.
Y las lágrimas de felicidad
al redimir tu condena
para verte de nuevo volar
y la ausencia
y el silencio
... besaron la eternidad.
 
 
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