Es el futuro lapidado
en mi manso desierto aniquilante:
desde la quietud aparentada
adoro tu presencia ímproba
limitándome a observarte
mientras te escucho
y luego el silencio
y la soledad
y la lejanía
y tu silencio
y mi soledad
me colman el llanto en sigilosos arroyos
y me seco sobre tu cuerpo
taladrándome las entrañas
trazándome tu figura
para alimentar este amor inaccesible
en las sequías venideras.
Y luego el olvido de quién soy
y la melancolía que habrá de perseguirme
hasta el último instante de mis días
y ese silencio tormentoso
me susurra que esta servilleta
que, aunque no usada, está arrugada
y significa lo mismo bajo tu lengua.
Delátate
permíteme vivirte
en mi soledad
en mi silencio
sin lejanía... contigo.
 
 
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