Estoy harta
harta de ti
de ese sofoco de aguardiente
que me viene con tu nombre,
de mis gritos aplastados por un ego
cediento a tu reclamo.
Estoy harta de mis ojos
navegando sólo a tu recuerdo,
harta de unas manos que no quejan
y te acarician, holograma,
harta de estas lágrimas que ni a gloria
ni a pecado, ni a tu lado
han sazonado la amargura de las chinches en verano.
Estoy harta de este amor telequinésico
que ya no quita el frío,
harta de la entriopía desmedida de mi ser
donde ya no hay mas espacio,
harta de que sigas siendo tú
de principio a fin en mi relato.
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