Hallábanse mis pies agrietados
mis ojos hundidos 
carcomida por el tiempo 
las fecundas palabras
que en mi garganta ahogué
su obstinado regreso
             intrusión en mi olvido
caricias y besos 
                hirientes
como un brillo permanente
al borde de la ceguera
exento de pasión
ahogándome en humillación
resentimientos consumados
teniéndome a su lado
y más lejos que en el dos mil.
 
 
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